¿Está la literatura en peligro? El número de publicaciones, de editoriales, de ventas, parece desmentirlo. Sin embargo, es imposible desconocer que el gran público sólo toma contacto con una mínima parte de las obras, que más allá de los best-sellers y las ediciones millonarias, muchos autores apenas pueden permitirse que sus creaciones tengan acceso a los lectores, y ni siquiera que sepan de su existencia. Si además se trata de poesía, la cosa resulta aún más triste, pues salvando unos pocos nombres consolidados o tradicionales, la cuota de mercado del verso es realmente patética y crece la sensación de "rara avis" de quienes nos engancha. Tal vez una mayor difusión de todo lo que se publica, con una verdadera implicación de los medios, de las propias distribuidoras, ayudase a incrementar las oportunidades de quienes no siendo "superventas", pretenden sólo eso, ser leídos, hacer llegar su mensaje a un público que parece ensimismado en la marea de un consumo encauzado en determinadas direcciones, que excluye tantas otras cuya calidad ni siquiera se detiene a considerar. ¿Tendrá razón Alonso Guerrero, que en la última Feria del Libro de Cáceres llegó a decir que la literatura es uno de los pocos caminos que pueden conducir al ser humano a alcanzar la libertad, renegando de los periódicos o la televisión, y sobre todo de Internet, que definió como «el mayor basurero cósmico que existe»?. Quizá sea una visión demasiado tremendista, pero de lo que no cabe duda es de que como apostillaba Alonso: «La literatura está cada vez más vendida. La verdadera literatura es cada vez más minoritaria».
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