Proponerse una tarea editorial no es ninguna broma. Y en estos tiempos de crisis, casi un suicidio. Si además se le unen las dificultades de distribución y el hecho de que algunos géneros tienen un alcance minoritario, sobran ya los análisis. Hoy se ha inaugurado la Feria del Libro en Badajoz, y esta querida ciudad será nuestra próxima etapa para dar a conocer la labor que venimos desarrollando. El resultado, sin duda, es previsible. Y no es cuestión de derrotismo.
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