Perderse por tus calles es un ejercicio de reconciliación con el pasado y sus imágenes congeladas en la memoria, como si el tiempo hubiera cerrado los ojos unos instantes para volver a abrirlos poco después y darnos cuenta de que las cosas siguen donde entonces las dejamos, que incluso la música que escuchábamos continúa sonando, interminable, en un flashback sin interrupciones.
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