


Enero me reconcilia otra vez con las calles empedradas de la infancia.
Donde los colores mantienen su ancestral armisticio
y tras las esquinas aún pueden escucharse consejas
que parecían arrugadas para siempre
en el purgatorio de las sombras.
Sí, no hubo palabras de clausura para estas X Jornadas Góticas de Cáceres, que, por así decirlo, han quedado en stand by , a la espera de su...
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