Ya teníamos ganas de comenzar el nuevo curso. ¡Y cómo lo hicimos! Hacía tiempo que no disfrutábamos tanto, que no veíamos al público tan absolutamente entregado a la palabra y la fuerza poética de un autor, en esta ocasión, autora, Carmen Camacho, que nos visitó ayer para inaugurar la quinta temporada de lecturas en el Aula de la Palabra. La verdad es que todo resultó de lujo.
Llegó el poeta y editor José María Cumbreño, como siempre, cargado de libros. Acababa de recibir de la imprenta el volumen donde se recoge, entre textos y fotografías, una muestra de lo que fue Centrifugados, Segundo encuentro de literatura periférica, que se celebró en febrero pasado en Plasencia. Tan ingente trabajo realizado no puede compendiarse en las páginas de un libro, pero al menos, sirve para hacerse una idea de la diversidad y calidad que tuvo ese encuentro, que todavía recordamos, mientras ya se cocina el tercero.
¿Qué decir de las palabras de José María en la presentación de Carmen? Que dejó patente su admiración y profundo conocimiento de la autora, y que lo hizo sin recurrir a recursos académicos ni lecciones magistrales, desde la más pura cotidianidad, la que caracteriza a la poesía de ambos, que está donde está y dice lo que tiene que decir. Entre el ser y el parecer, me quedaría con el ser sin duda, pero ya uno no sabe qué sea una u otra cosa ante el discurso certero y ocurrente de un consumado maestro como nuestro presentador invitado de anoche y su arte de dar puntadas de realidad.
Llegó el poeta y editor José María Cumbreño, como siempre, cargado de libros. Acababa de recibir de la imprenta el volumen donde se recoge, entre textos y fotografías, una muestra de lo que fue Centrifugados, Segundo encuentro de literatura periférica, que se celebró en febrero pasado en Plasencia. Tan ingente trabajo realizado no puede compendiarse en las páginas de un libro, pero al menos, sirve para hacerse una idea de la diversidad y calidad que tuvo ese encuentro, que todavía recordamos, mientras ya se cocina el tercero.
¿Qué decir de las palabras de José María en la presentación de Carmen? Que dejó patente su admiración y profundo conocimiento de la autora, y que lo hizo sin recurrir a recursos académicos ni lecciones magistrales, desde la más pura cotidianidad, la que caracteriza a la poesía de ambos, que está donde está y dice lo que tiene que decir. Entre el ser y el parecer, me quedaría con el ser sin duda, pero ya uno no sabe qué sea una u otra cosa ante el discurso certero y ocurrente de un consumado maestro como nuestro presentador invitado de anoche y su arte de dar puntadas de realidad.
José María Cumbreño, en la presentación de Carmen Camacho
Con Carmen se despertó la chispa de la poesía y lo hizo a raudales, pero también en pequeños sorbos, al ritmo de sus aforismos y coplillas, engendradas desde la metafísica popular. Bien sabe la autora que el mundo es un campo sembrado de poesía y cómo recoger sus frutos, poniendo el oído o abriendo de par en par las ventanas a los colores y los olores de la mañana, esa misma en la que la vecina sale a tender la ropa y el aire tiende puentes al verso.
Un momento de la lectura por parte de la autora
Campo de Fuerza, Vuelo Doméstico, Zona Franca...por citar solo algunos de sus títulos, los que definen a una mujer cuyo día a día es un reto lanzado al lenguaje y un atavío de suspiros, las gamas del rojo de su pelo, y el Guadalquivir, muy cerquita, a un tiro de piedra desde su casa de Triana.
Tiene peligro Carmen con su palabra, capaz de perderse y encontrarse en un chasquido de los dedos, sin atajos ni niños muertos.
Lo sentimos ayer quienes compartimos con ella unas horas en Cáceres. Esperamos que su curiosidad se viera colmada tras callejear a medianoche por las medievales veredas de la ciudad vieja, en busca de leyendas y decires que sobrevivieron al tiempo.