En la librería "Boxoyo", de Cáceres, auténtico templo del libro antiguo, donde pueden encontrarse verdaderas joyas, he tenido la oportunidad de localizar la pasada tarde una primera edición del poemario "Pido la Paz y la Palabra", de Blas de Otero, editado en 1955. No he podido reprimir la tentación de llevármelo, y ahora disfruto no sólo con sus versos, dedicados "a la inmensa mayoría", sino también con el formato mismo de la edición, que se hace fácil a la lectura por su tipografía, por los espacios elegantemente cuidados, con dibujo de Mathias Goeritz en la portada. ¡Cuánto hemos de aprender de este modo de presentar la poesía, heredera de las formas juanramonianas y de la generación del 27! Ojalá en nuestra editorial norbanova podamos algún día tomar nota de todo ello y vestir a la poesía con este ropaje tan accesible al lector, tan sincero, donde las palabras brotan sin dificultad de los labios con un sólo propósito, el de hacerse imprescindibles.
Ni una palabra
brotará en mis labios
que no sea
verdad.
Ni una sílaba
que no sea
necesaria.
(Blas de Otero)
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