


Enero me reconcilia otra vez con las calles empedradas de la infancia.
Donde los colores mantienen su ancestral armisticio
y tras las esquinas aún pueden escucharse consejas
que parecían arrugadas para siempre
en el purgatorio de las sombras.
Aunque todavía nos encontramos en pleno verano, y además, padeciendo una nueva ola de calor, con temperaturas que poco animan a ponerse ante...
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