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Hoy hemos estrenado el verano, la estación que nos acompañará hasta septiembre. La que a quien escribe estas líneas no le gusta especialmente. Es más, cuenta sólo a su favor con el hecho de que trae consigo las vacaciones, suficiente indulgencia eso sí para darle una vez más una oportunidad. Este verano se nos anuncia sin embargo más largo y caluroso, por lo que habrá que cargarse de paciencia para poder soportarlo. Y es que el calor tiene ese efecto perverso de ablandar las neuronas que a algunos nos condiciona particularmente. Habrá tiempo, es cierto, para otras actividades, para recuperar la lectura interrumpida que el trabajo y la cotidianeidad forzaron a dejar aparcada sobre la mesita de noche, o para rescatar algún acorde que seguro aún continúa dormitando sobre los trastes de la guitarra.
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