Rafael Soler no había vuelto a Cáceres desde 1981, el año en que obtuvo el Premio Cáceres de Novela con su obra "El corazón del lobo". Ni él ni su mujer, Lucía, habían vuelto a pisar el Paseo de Cánovas ni bajar hasta la Plaza Mayor, que por aquella época se presentaba llena de coches, en los comienzos de una década que sería mágica para la cultura y el despertar de la ciudad. Después de tantos años, tras aceptar la invitación que la Asociación Cultural Norbanova le hizo para participar en el Aula de la Palabra, Rafael Soler volvía a Cáceres cargado de ilusión, con muchas ganas de reencontrarse con el grato recuerdo que conservaba de ella y ofrecerle lo mejor de sí, a través de su palabra y su verso, dilatado equipaje de madurez y buen hacer, contenido en sus más recientes libros, de los que "Ácido almíbar", publicado a principios de este mismo año de 2014, constituía su mejor tarjeta de presentación. Injusta y olvidadiza Cáceres con un autor y una personalidad literaria que se ha ido fraguando a lo largo de estos años un sitio de privilegio en el ámbito de las letras españolas, pues no debía haber dejado pasar tanto tiempo sin recibirle de nuevo, como merecían el magisterio y la autoridad de su obra. Rafael volvió en todo caso encantado a Cáceres, y como esperábamos, para verterse por completo a través de la sugerencia, la ironía, la plasticidad y también la dureza de los poemas de "Ácido almíbar", que en su voz hicieron cobrar vida y entidad ontológica propia a la misma poesía, despertando entre los privilegiados que acudieron a escucharle sensaciones difícilmente olvidables. Fría la tarde de noviembre, bastaron el calor de su persona y su cercanía para tender los puentes del verso hasta el tardío otoño que impregnaba los Adarves, un verso envolvente, caleidoscópico, de imágenes sutiles y atrevidas. Hubiéramos querido más, acaso un paseo poético por libros como "Maneras de volver" o "Las cartas que debía", retazos de alguna de sus múltiples aventuras narrativas. Esperamos que no tengan que transcurrir otros veinte años para reencontrarnos con Rafael en esta Cáceres que siempre llevará adherida a la piel de su alma. Otras aulas, otros foros con más solera que la humilde Norbanova hay en la ciudad que tienen una deuda con él y que más temprano que tarde, tendrían que añadirle a su nómina de autores. A la espera de que ello suceda, sabremos sin duda esperar, y aprovechar cuantas ocasiones nos brinde el destino para coincidir nuevamente con él. Ahora, solo nos queda agradecerle su generosidad por haber querido compartir con nosotros su amistad y su visión de la poesía. No lo olvidaremos. Cáceres, tampoco.
Como muestra de lo que fue esta inolvidable lectura, os dejamos estos videos con los poemas de Ácido almíbar", en la voz de su autor:
Oración para evitar el sueño
Mujer con un panal al fondo
Un batir de mandíbulas que viene de lo alto